Responsabilidad de un Metodista

¿Cuál es nuestra responsabilidad como miembros de la Iglesia Metodista?

Todos deseamos que nuestra Iglesia Metodista cuente en sus filas con personas leales a Jesucristo y que tal lealtad sea a toda prueba.

En la Biblia encontramos reiteradamente la figura del edificio para referirse a la Iglesia o al cristiano. La Iglesia, o la persona, debe estar bien cimentada en Cristo. Un edificio, para que dure, debe ser construido con excelente material y estar sobre un buen cimiento. La madera tiene que ser bien calificada y los ladrillos haber tenido el tiempo necesario de cocimiento para adquirir dureza. Debe estar sobre roca firme y no sobre la arena, de lo contrario se derrumba a la primera tormenta (Efesios 2:19-22) (Mateo 7:24-27).

Por lo tanto, es necesario instruir al Probando de la palabra de Dios y en la Disciplina de la Iglesia. Que esté bien preparado antes de ser admitido como Miembro en Plena Comunión. Igualmente, el Miembro en Plena Comunión debe estudiar, en forma continuada, y meditar en la promesa que hizo en el Altar, delante de Dios, cuando fue admitido.

Las principales responsabilidades del Miembro de la Iglesia, las encontramos en las respuestas que da cuando el ministro oficiante le hace las preguntas siguientes, según el Ritual: ¿Seréis leal a la Iglesia Metodista, y la sostendréis con vuestras oraciones, vuestra presencia, vuestras contribuciones y vuestro servicio? ¿Os esforzaréis por ganar a nuevas personas para Cristo como testimonio de vuestra conversión a Él y de vuestra gratitud por su obra redentora?

Si el candidato desea ingresar a la Iglesia, deberá responder en forma positiva a estas preguntas, implorando la ayuda de Dios para no fallar.

¿Qué significa sostener a la Iglesia con sus oraciones?

Significa, en primer lugar, convencimiento profundo y sin dudar que Dios escucha la oración que se hace con fe y en sinceridad.

El miembro se compromete a orar continuamente a Dios para que su Iglesia sea llena del Espíritu Santo y reciba bendición.

Se compromete a orar por sus hermanos y sobre todo por aquellos que pasan por aflicciones. Creerá por lo tanto, profundamente en la oración intercesora. Será un convencido que la oración es la llave que abre puertas que él creía cerradas cuando no oraba.

Nunca será pesimista, sino que creerá en el poder de la oración (Mateo 26:41) (Efesios 6:18) (Colosenses 1:9) (1 Tesalonicenses 5:25) (Santiago 5:16).

¿Qué significa la responsabilidad de sostener la Iglesia con su presencia?

Significa que el miembro se responsabiliza de asistir continuamente a ella y que acudirá cada vez que se le precise. Debe ser un convencido que es una necesidad primordial estar en su Iglesia y que ella necesita de su presencia. Todos somos necesarios, pero hay que tener cuidado que no nos vaya a entrar el “ego” y creernos que somos indispensables.

Asistir continuamente a la Iglesia y tomar parte activa en ella constituye el mayor gozo, sobre todo sentirse parte de la Iglesia de Cristo, estando en comunión con sus hermanos (Salmos 16:11; 95:2).

¿Qué significa la responsabilidad de sostener la Iglesia con las contribuciones de su membresía?

Significa que es un don precioso que Dios ha puesto en el corazón del creyente. Significa reconocer que a través de todas las épocas la Iglesia ha precisado que sus hijos la sostengan. Una mano que se abre para dar con gozo al Señor, recibe la bendición de Dios. En una mano que se cierra, el Señor no encuentra lugar para depositar su bendición. (2 Corintios 9:6-7).

Es penoso escuchar: “La Iglesia no hace nada”, cuando quien lo dice nunca ha experimentado la alegría de contribuir. La iglesia necesita de nuestro aporte para realizar la obra de Dios entre las personas. Las ofrendas, diezmos y contribuciones se precisaron en los tiempos del Antiguo Testamento, como igualmente durante el desarrollo de la Iglesia Primitiva. Hoy día, con mayor razón, se necesitan de dichos recursos económicos, ya que es mayor el número de quienes deben recibir la palabra de Dios y los beneficios de ésta.

En el Antiguo Testamento se nos menciona que lo mínimo que se debía dar era el diezmo, es decir, el 10% de todos nuestros recursos (Malaquías 3:10). En el Nuevo Testamento el desafío es mayor, es entregarlo todo, incluso la vida si fuera necesario por la causa de Cristo.

Nuestra Iglesia responsabiliza a sus miembros a ser contribuyentes sistemáticos con sus diezmos, ofrendas, primicias y contribuciones. Negarnos a dar es faltar a nuestra fe, es contribuir al decaimiento de la Iglesia e impedir que ella lleve a cabo su misión.

¿Qué significa sostener la Iglesia con nuestro servicio?

Es reconocer que el Señor nos ha dado dones y talentos para ponerlos a favor de su Reino.

La Iglesia necesita del trabajo, el servicio de sus hijos, ya que ella ejerce una misión de restauración en el mundo, que es inherente a toda su obra. En consecuencia, debe trabajar en bien del amor, la paz y la justicia entre los seres humanos. Esta es una responsabilidad evangélica ineludible. (1 Corintios 3:9) (Josué 24:15) (Salmo 100:2) (Mateo 4:10) (Hechos 6:1-6) (Romanos 12:7).

¿Qué significa esforzarse por traer a otros a Cristo?

Significa que no puede haber crecimiento numérico en la Iglesia si sus miembros no testifican fuera del ámbito de la grey.

Hoy, más que nunca, los miembros de la Iglesia deben comprometerse a testificar en medio de una población humana densa y siempre creciente, donde hay miles que aún no han sido alcanzados por la palabra de Dios.

El miembro de la Iglesia, cuando ha recibido la bendición de convertirse a Cristo, no puede dejar de proclamar las buenas nuevas del Reino de Dios. Esto fue lo que hicieron los cristianos durante la época del desarrollo de la Iglesia Primitiva. Esto permitió que la Iglesia se transformara en una poderosa fuerza de vida, que nadie pudo detener ni derrotar. Es cumplir con la Gran Comisión de Jesucristo (Mateo 28:19-20).

Cuando Pedro y Juan fueron llevados ante los gobernantes de Jerusalén, con amenazas, ellos testificaron con mayor poder (Hechos 4:19-20).

El apóstol Pablo, tal como exhortara a la Iglesia en Roma (Romanos 10:14), hoy nos impulsa a testificar y nos da a entender que el anuncio de la palabra de Dios es imprescindible para el desarrollo del reino de Dios.

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(*) Tomado del Manual de Miembros de la Iglesia Metodista.

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